Vemos que tienes una larga trayectoria en el ámbito de la psicología infantil, no obstante, todo tiene un comienzo. ¿Por qué decidiste estudiar psicología?

Desde muy pequeña, por circunstancias de la vida, tuve que aprender a desarrollar un papel importante en casa con mis tres hermanos menores y ayudar a mis padres que tenían negocio propio. Esta situación me enseñó a tener que resolver problemas en casa o en la escuela, a asistir a charlas con los profesores de mis hermanos etc…

Siempre tuve claro que quería estudiar, y el ámbito de las ciencias era un ámbito que me llamaba mucho la atención. Además, todo el mundo me decía: “¡Tendrías que ser psicóloga!”.

Y cuando por fin me planteé estudiar, decidí que psicología sería una buena opción porque combinaría mis capacidades personales como la empatía, mi interés por las personas y sus distintas formas de ver la vida, diferentes culturas y el querer y el placer que me proporciona ayudar a los demás.

 

¿Y por qué psicología infantil?

Veo la psicología infantil como una forma de prevención ya que se detectan y se pueden prevenir futuros problemas en la edad adulta. Además, trabajando con niños también trabajas con los adultos de referencia, sus familiares. La psicología infantil me ofrece una visión más global ayudando a toda la familia. Si hubiera decidido trabajar solamente con adultos, los problemas se tratarían de una forma más individualizada, pero de este modo, trabajamos con toda la familia y hacemos prevención.

 

¿Cómo nació el proyecto de Kinderapia? ¿Cuál es su principal objetivo?

La idea de Kinderapia surgió con los años y a través de mis experiencias personales y profesionales en diferentes centros de diferentes países, pudiendo ver cómo afectan las diferencias culturales al tratar los mismos problemas. Eso me hizo desarrollar un concepto de centro multidisciplinar, donde trabajan distintos profesionales, con diferentes visiones y con diferentes nacionalidades, para poder favorecer la complementariedad y para encontrar el profesional adecuado para cada paciente.

La idea es que la gente llegue con una demanda, y nosotros, basándonos en la experiencia, en la edad, en el tipo de problema y en la personalidad del paciente, le encontremos el profesional y el tipo de terapia que mejor se adapte a él.

 

¿Qué tipo de profesionales podemos encontrar en el centro?

Somos un equipo de 14 profesionales. En nuestro centro puedes encontrar  distintos terapeutas especializados en diferentes ámbitos, como por ejemplo: terapia de pareja, terapia sistémica familiar, terapia breve estratégica, psicología clínica infanto-juvenil, neuropsicología, psicología clínica de adultos, neuropsicomotricidad, fisioterapia, logopedia…etc.

 

A diferencia de otros centros, en Kinderapia contáis con una sala de estimulación multisensorial. ¿Por qué crees que es importante trabajar con un espacio como este?

El método Snoezelen es un concepto muy desarrollado en los países nórdicos y  precisamente desde un punto de vista preventivo, la sala de estimulación multisensorial  ofrece muchas posibilidades de trabajo. Por ejemplo, trabajando conexiones neuronales de una forma ordenada y estratégica puedes prevenir problemas futuros en bebes prematuros.

A otros niveles, esta sala ofrece la posibilidad de rehabilitar zonas sensoriales dañadas por algún tipo de accidente, y también permite trabajar el autocontrol, la relajación, el auto-concepto, la concentración, la autoestima… elementos muy necesarios que se pueden observar tanto en niños con TDHA, TEA, problemas de conducta, alta agresividad, etc.

 

Las características del mundo actual son muy particulares: avances tecnológicos, nuevos modelos de organización social y económica, globalización, información accesible. ¿Cómo crees que afecta esta realidad cambiante a los niños actualmente?

Yo incluso añadiría cómo afecta a los adultos. Es evidente que vivimos en tiempos distintos a los tiempos en los que vivieron nuestras familias. Tenemos más contaminación acústica, más prisas, más estrés, más metas que lograr… y a los niños se les exige más de lo que se les exigía tiempo atrás.

Viven en un mundo muy competitivo en el que se les demanda trabajar para estar listos para el futuro. Como consecuencia, están cargados de actividades extraescolares y disponen de poco tiempo para ser niños. Todo esto provoca enfermedades nuevas que antes no existían: hay niños estresados, niños depresivos, con ansiedad, enganchados a las nuevas tecnología y todo esto conlleva a otros problemas como la falta de habilidad social, ya que están más ocupados en hablar con sus amigos por el móvil que en persona.

¡Pero no todo es negativo! Los avances en las nuevas tecnologías nos ayudan también a tratar problemas y enfermedades de una forma más accesible y moderna, despertando una mayor motivación en la juventud… lo que garantiza mejores resultados.

 

Para terminar, ¿cuál crees que es la clave para llevar a cabo un tratamiento efectivo en los pacientes y que se logren los objetivos propuestos?

¿La clave? El éxito de las terapias es que terapeuta y paciente consigan vincularse. Esto supone más de un 65% del éxito terapéutico, el resto lo proporciona el esfuerzo del paciente juntamente con las técnicas y los métodos que se ponen a su disposición para lograr sus objetivos. El éxito no es nuestro, es del paciente.

 

¡Gracias María José!