El Trastorno del Espectro Autista es un trastorno neurobiológico que afecta a aproximadamente 1 de cada 100 niños nacidos en España. Si bien la incidencia real no se conoce ya que no disponemos de estudios epidemiológicos actuales, sabemos que en los últimos años han aumentado los casos diagnosticados y tratados gracias a la mejor formación sobre el trastorno y mejora de los instrumentos de detección. Este es un hecho positivo ya que poder detectar e intervenir en edades tempranas sobre el trastorno mejora la calidad de vida, tanto del niñ@ como de su entorno.

 

Hay que tener en cuenta que se trata de un trastorno con un amplio espectro y que la variabilidad de síntomas e intensidad de ellos varia según el tipo de afectación.

Las personas con Trastorno del Espectro Autista en general tienen sus habilidades de interacción distintas de las habituales, en algunos casos pueden presentar un aislamiento social o, por el contrario, la relación con los demás es excesivamente pegada y extraña, sin saber muy bien como relacionarse.

 

Por otra parte, presentan peculiaridades en las habilidades de comunicación verbal y no verbal, pasando de la ausencia de lenguaje oral a la presencia de una comunicación poco fluida y poco funcional. A más, sus capacidades para imaginar y entender las emociones e intenciones de los demás es limitada o nula, lo que dificulta desenvolverse adecuadamente en un entorno social.

 

Además, tienden a presentar un repertorio limitado de intereses y conductas, suelen tener comportamientos repetitivos y dificultades en afrontar cambios de su entorno, aunque sean mínimos.

 

¿Cómo se trata?

 

Aunque se trata de un trastorno que dura toda la vida, existen diferentes tratamientos que mejoran mucho la calidad de vida del niñ@ y de su entorno. Hoy en día no existe un tratamiento estándar para el TEA, si bien hay diferentes maneras de maximizar la capacidad del niñ@ para crecer y aprender nuevas habilidades. Cuanto antes se comience, mayores serán las probabilidades de tener más efectos positivos en los síntomas y en las aptitudes. Los tratamientos incluyen terapias de comportamiento y de comunicación, desarrollo de habilidades y/o farmacológicos para controlar algunos síntomas de ser necesario.

 

En Kinderapia trabajamos de diferentes perspectivas según el caso en particular, siempre adaptado al paciente y a su familia ya que es muy importante trabajar directamente con el niñ@ pero también con la familia y su entorno escolar, para ir todos en una misma dirección y abarcar todos sus ámbitos de la vida cotidiana.

 

Un aspecto fundamental es el desarrollo de habilidades comunicativas y sociales y en Kinderapia lo trabajamos de forma individual y también grupal, con un reducido grupo de niñ@s de características similares para trabajar estas habilidades de una forma más completa.