Nuestro día a día está lleno de situaciones con inconvenientes, que, inconscientemente, resolvemos. Estos contextos pueden ir desde que se nos cae un vaso con agua, hasta los problemas que tenemos en el trabajo. Sin embargo, el ser humano no nació sabiendo cómo resolver un problema. Poco a poco, a lo largo de nuestra vida, hemos ido aprendiendo cómo desenvolvernos adecuadamente en nuestro día a día.
Actualmente, está incrementando la idea errónea de ser padres muy protectores que “ayudan” a sus hijos ante cualquier adversidad. No obstante, esta inocente “ayuda” que le brindamos a nuestros pequeños, puede desencadenar una dependencia en ellos y un retraso en su autonomía. Es por ello que es indispensable que formemos a nuestros pequeños como niños que puedan aprender mediante ensayo-error y que puedan desarrollar una óptima capacidad de resolución de problemas.
¿Qué significa resolver problemas?
La resolución de problemas es una capacidad fundamental para la vida de las personas. Tiene como finalidad tener procesos que les permitan encontrar respuestas o soluciones acertadas ante cualquier situación problema. Esta capacidad requiere que las personas desarrollen, también, otras habilidades como evaluar y analizar la situación, encontrar varias alternativas de solución y escoger la mejor. Así pues, se considera como una habilidad esencial en el desarrollo del ser humano para que pueda desenvolverse adecuadamente en su vida cotidiana, tanto a nivel personal, sentimental como profesional.
¿Por qué es importante aprender a resolver problemas desde pequeños?
Hoy en día, es importante formar niños con distintas aptitudes y habilidades socioemocionales para su desenvolvimiento óptimo en su vida cotidiana. El mayor logro que podemos tener en nuestros hijos es que sean niños independientes y autónomos que puedan tener las herramientas necesarias desenvolverse por sí mismos. Es por ello que el desarrollo de la capacidad de resolución de problemas es sumamente importante para que, cuando estén frente a una situación adversa, puedan salir airosos de ella. Es imprescindible, entonces, para que nuestros hijos sean capaces de: 1) detectar y evaluar un problema, 2) plantear diferentes opciones de resolución y sus posibles consecuencias, 3) escoger la mejor solución.
¿Qué pasa si mi hijo no sabe resolver problemas?
Con el paso del tiempo, se pueden ir desencadenando una serie de consecuencias: dependencia, impulsividad, baja autoestima, niños con hábitos muy difíciles de erradicar, escasa capacidad de toma de decisiones, entre otros.
¿Cómo ayudar a mi niño a resolver situaciones problemáticas cotidianas?
- Ayudarlo a comprender la situación problema.
- Explicarle que no hay que apresurarnos en encontrar la respuesta.
- Darle tiempo para que experimenten y exploren la situación.
- Evitar plantearle situaciones complicadas y fuera de su alcance, ya que lo puede desanimar.
- Promover su iniciativa y curiosidad.
- Ayudarlo con algunas preguntas en determinados momentos para guiarlo en encontrar la respuesta.
- Evitar decirle la solución.
- Alentar siempre los esfuerzos que realiza.
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