La dislexia es un trastorno persistente en el tiempo que se manifiesta con una dificultad inesperada para el aprendizaje de la lectura y la escritura.

Los estudios practicados en diferentes países, indican que la dislexia afecta en mayor o menor grado, entre un 5% y un 15% de la población. Se considera que entre un 4 y 5% de los niños presentan problemas graves de aprendizaje de la lectura con dificultades en la escritura. Según las estadísticas, en cada aula de 25 niños hay un niño con estas dificultades. 

Además de las dificultades en el proceso de la lectoescritura, podemos encontrar problemas emocionales que conllevan inseguridad, desmotivación, baja autoestima, depresión, tristeza, aislamiento o alteraciones psicosomáticas. Si la presión académica supone un alto estrés, supondrá más ansiedad y menos resultados académicos lo que podría conllevar problemas emocionales y conductuales.

Por ello creemos en la necesidad de que los niños y niñas con este trastorno, conozcan muy bien sus dificultades des del inicio y que con ayuda adquieran estrategias para compensarlas.

Recomendamos ajustar las expectativas del entorno del infante con las aptitudes reales del niño y evitar las expectativas muy altas relacionadas con las pocas aptitudes y reforzar aquella actividad o actividades en las que el alumno destaque.

Un equipo interdisciplinar que implique y acompañe a la escuela y a la familia del infante en todo el proceso es la clave del éxito en la intervención de este trastorno.