Albert Einstein, Isaac Newton, Pablo Picasso, Walt Disney, Steve Jobs, fueron genios cada uno en su campo, pero la escuela no supo reconocer su gran potencial ya que su personalidad, su forma de aprender y pensar no correspondían a los estereotipos (curioso, siglos después los seguimos teniendo) marcados por la sociedad que se correspondían al niño “genio”. Estas personas llegaron a desarrollar de adultos su gran capacidad, debido a su fuerza interna y a su resiliencia… pero ¿cuántos niños/as no desarrollarán esas magnificas capacidades debido a su no reconocimiento a su “invisibilidad “delante de un sistema educativo rígido y una sociedad que se guía por estereotipos y que no sabe proporcionar las herramientas, los recursos y apoyos necesarios para que estas personas desarrollen su potencial? ¿Cuántos niños/as se quedarán “ocultos” “adaptados” negando en muchos casos “ser lo que no” son para no destacar, acarreando por ello un elevado coste emocional, escondiéndose muchas veces en su propio mundo y llegando a desconfiar de sus propias habilidades?
Pablo, es un niño con un sentido del humor muy fino, que le gusta jugar y moverse a la hora del patio. No devora libros. De pequeño no le gustaba pintar ni hacer puzles. Tampoco tiene una expresión oral ni escrita especialmente sobresaliente. Su madre cuenta que cuando era pequeño parecía muchas veces que “no estaba “pero que cuando le preguntaba siempre daba la respuesta correcta o sabia de que se estaba hablando. A Pablo le gusta construir, tiene una visión lógica/visio espacial extraordinaria. Sus respuestas muchas veces son “extrañas”, inusuales, fuera de lo común, relaciona temas que en principio no tienen nada que ver… pero que si profundizas te das cuenta que su respuesta ha sido simplemente genial. Pablo es muy observador y creativo. Pablo tiene altas capacidades y en un simple test de inteligencia no se hubieran identificado esas capacidades.
Niños/as inconformistas, que saben más en algunos temas que el profesor, que los corrigen y que cuestionan la clase, que dan respuestas inusuales pero correctas, muchas veces molestan a los profesores, tachando esos comportamientos de “mala conducta”. Esos niños raramente tampoco se van a identificar.
Niños/as que no soportan la repetición, la enseñanza mecánica y que día tras día se enfrentan a la tediosa tarea de “poner freno” a su necesidad de aprender en justificación de una errónea concepción de escuela inclusiva. Niños a los que el sistema educativo se ve incapaz de personalizar el aprendizaje y ajustar el nivel de reto que necesitan. Niños/as desmotivados y que bajan su rendimiento. Ellos tampoco serán en la mayoría de los casos detectados.
Creo que es una responsabilidad cómo padres, cómo educadores y cómo sociedad en general identificar a esos niños, proporcionándoles las herramientas, los recursos y el apoyo para que desarrollen al máximo sus capacidades.
Muchos padres se preguntan cómo pueden ayudar a sus hijos. No hay recetas generales y siempre partimos de la base de la personalización en la ayuda, pero unas pequeñas orientaciones se pueden indicar. Más de un 85% de padres que tiene indicios que su hijo tiene altas capacidades, acierta. La detección temprana es necesaria ya que así podremos ofrecer de pequeños el apoyo necesario, tanto en la escuela, cómo en el ámbito familiar. El fomento por parte de los padres de una actitud positiva hacia el aprendizaje, dando sentido al mismo, es lo que ellos necesitan. Fomentar que las habilidades y capacidades se mejoran gracias al esfuerzo y a la motivación intrínseca, siempre claro, desde el ajuste. Hacerles entender que el error es una oportunidad para crecer. Descubrir intereses. Ayudar a marcar objetivos proporcionando herramientas y recursos para establecer un plan de acción para cumplir los objetivos marcados. Perseverancia, constancia y confianza en sus capacidades y habilidades. La desconfianza por parte de los padres, genera desconfianza por parte de los niños. Ayudar a construir una identidad positiva. Proporcionar un contexto retador y ofrecer estímulos para crecer y esforzarse. Entender sus estrategias de pensamiento y aprendizaje para ayudarles a organizarse y a mejorar en su auto comprensión. Ayudarles a optimizar el tiempo y esfuerzo de estudio. Analizar las causas de su desmotivación. Una vez alguien me contó que antes de que se identificará a su hijo, en casa se le escuchaba pero que no se le prestaba atención aquellos razonamientos profundos que en apariencia no tenían mucho sentido. Ahora esa madre escucha activamente, participa y se nutre de esa forma de pensar y simplemente lo encuentra genial, en el sentido más literal de la palabra.
Transmitir de forma efectiva expectativas adecuadas, tener cuidado con el modelo de perfeccionismo que transmiten, alabar el esfuerzo y la determinación en lugar de la capacidad y mostrar amor y aceptación incondicional con independencia de sus logros.
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